Gleen Black

El Capo

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
  • Manuela Arias Valeriocompartió una citael año pasado
    “El amor no nos destruye, las personas que profesan amarnos, sí”.
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Nunca antes nadie se ha preocupado por mí, de mis gustos, de mis formas o algo tan superficial como mis preferencias musicales
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Es mi mujer, por Dios, ella puede desear el mundo y buscaré la manera de ponerlo a sus pies
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Irónico, quiero darle todo excepto lo que espera de mí, amor
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Raze te hará compañía, si quieres salir de compras tienes dinero suficiente en tus tarjetas nuevamente, ¿debo avisar al banco que mi prometida tiene sus tarjetas y puede gastar unos cuatro millones hoy?
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Joder, Emilie Greystone es adictiva.

    Quiero más, quiero esto cada puta noche de mi vida. La quiero desnuda en casa, esperando mi polla. Demonios, no volveré a salir de su coño en años
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    No me considero machista, pero ahora mismo sería muy feliz de golpearme el pecho mientras grito como King Kong.
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    —Esto es ridículo. —Su frente se pega en el valle de mis senos y siento su aliento tibio erizándome—. Estoy nervioso... —confiesa.

    —Yo también —digo llamando su atención, mis dedos se mezclan con sus hebras chocolates, las muevo de su frente para mirar sus ojazos azules—. Hazme tuya, Don.
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    Sabía que no debía confiar en sus palabras de anoche, “intentarlo” ¡Pff!

    ¿Por qué lo hacen? ¿No es más sencillo amar y ser fiel a una persona que andar follando a todas?
  • Teresa Soriacompartió una citael año pasado
    —Estoy bien, solo… ¡dioses!

    —No debo hablar sobre eso delante de ti. Disculpa.

    —Yo soy quien tiene que acostumbrarse, supongo… ¿pensé que nunca te disculpabas con nadie?

    —Eres mi prometida, Em
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)