Laura Restrepo

Dulce Compania

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La reportera de una revista de frivolidades es enviada por su jefe a cubrir la aparición de un ángel en una de las barriadas más pobres de la ciudad. Emprende la tarea a regañadientes porque la tienen sin cuidado los asuntos religiosos y la aburre sobremanera un tema tan manido, y ni siquiera sospecha hasta qué punto se va a ver involucrada en una brutal cadena de acontecimientos que escaparán a su control y a su racionalidad.¿Quién es y de dónde viene el supuesto ángel, ese muchacho perplejo y de asombrosa belleza a quien la fe de los habitantes del barrio mantiene encerrado entre una cueva? ¿Qué lo une a esa reportera que de él se enamora, a la madre que lo busca en agonía, al sacerdote que intenta destruirlo, a la médica que pretende hospitalizarlo, a las mujeres que lo bañan, lo alimentan y lo convierten en supremo objeto de veneración?Sin caer en el socorrido “realismo mágico”, Restrepo explora los abismos de la religiosidad popular y acompaña los pasos de una mujer que se atreve a adentrarse en el luminoso y a la vez pavoroso territorio de lo sagrado.Dulce Compañía recibió los premios Sor Juana Inés de la Cruz y el Prix France Culture, otorgado por la crítica literaria francesa.
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183 páginas impresas
Año de publicación
2013
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Citas

  • Añita Piñacompartió una citahace 9 meses
    Donde mi hija se encuentra verdaderamente a gusto es en Galilea. Con Orlando y una olla sube al cerro a hacer comiditas en hoguera; juega y pelea en la calle con los otros niños; a veces se me pierde durante horas, hasta que la encuentro dormida frente al televisor de algún vecino. Quiero decir que afortunadamente los habitantes del barrio la ven como a un niño más. Pero al principio no fue así.
  • Añita Piñacompartió una citahace 9 meses
    láez. La cosa es que al nuevo párroco sólo le gustan las historias celestiales y doradas, y no quiere saber de nada, ni de nadie, que amarre al ángel de Galilea a esta tierra. Y menos si se trata de mujeres. Para creer en el ángel, la Iglesia tuvo que quitarle los afectos, la carne y los huesos, y convertirlo en una fábula sosa producida por su propia invención.
  • Añita Piñacompartió una citahace 9 meses
    La basílica se llama del Santo Ángel, y tiene al lado del altar la representación en yeso de un muchacho blanco y rubio, con un par de alas gigantes que lo bajan del cielo, bata corta de romano, manto carmesí, corona de oro falso y un pie enfundado en sandalia griega que aplasta sin asco a una mala bestia. Detrás de la estatua, una banda electrónica —como las que anuncian en MacDonald’s los precios de las hamburguesas— va soltando, letra por letra, en bombillitos rojos, la retahila de los diez mandamientos, los siete sacramentos y las obras de misericordia.

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