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Margaret Atwood

Los testamentos

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  • aicirtaPcompartió una citahace 5 años
    Paciencia, les advierto en silencio: esto acaba de empezar.
  • b3957778284compartió una citahace 3 años
    un Ojo. Los Ojos pueden actuar con demasiada contundencia, carecen de sutileza
  • Priscila Pérezcompartió una citahace 3 años
    mujeres jóvenes con vestidos largos plateados y tocas blancas que se hacían llamar Perlas, y decían ser misioneras de la obra de Dios en nombre de Gilead
  • b3957778284compartió una citahace 3 años
    Lamentarse ahora no sirve de nada. Tomé decisiones, y después, por haberlas tomado, tuve menos donde elegir.
  • Priscila Pérezcompartió una citahace 3 años
    Tía Vidala decía que eso de tener mejores amigas llevaba a murmurar y conspirar y guardar secretos, y las conspiraciones y los secretos llevaban a desobedecer a Dios, y la desobediencia llevaba a la rebelión, y las chicas rebeldes con el tiempo serían mujeres rebeldes, y una mujer rebelde era todavía peor que un hombre rebelde, porque los hombres rebeldes se convertían en traidores, pero las mujeres rebeldes se convertían en adúlteras.
  • Priscila Pérezcompartió una citahace 3 años
    Tía Vidala decía que eso de tener mejores amigas llevaba a murmurar y conspirar y guardar secretos, y las conspiraciones y los secretos llevaban a desobedecer a Dios
  • Priscila Pérezcompartió una citahace 3 años
    los libros eran adornos, como un jarrón de flores.
  • Alicia Ariascompartió una citahace 5 años
    No recuerdo gran cosa de ese día en la escuela, porque ¿qué tuvo de memorable? Era un día normal. Normal, como cuando miras por la ventanilla de un coche. Las cosas pasan de largo, una tras otra, una tras otra, sin mucha trascendencia. No registras esas horas; son rutinarias, igual que cepillarte los dientes.

    Algunos de los amigos con los que quedaba a hacer los deberes me cantaron Cumpleaños feliz en la cantina, mientras almorzábamos.
  • Alicia Ariascompartió una citahace 5 años
    Al comienzo del periodo que voy a describir a continuación, debía de tener ocho o nueve años. Recuerdo los acontecimientos, pero no mi edad exacta. Es difícil recordar las fechas del calendario, y más si pensamos que no había calendarios. Continuaré de todos modos como mejor pueda.

    Entonces mi nombre era Agnes Jemima. Agnes significaba «cordero», me contó mi madre, Tabitha. Solía recitar un poema:

    Corderito, ¿quién te hizo?
  • Claudia Htcompartió una citahace 5 años
    Estúpida, estúpida, estúpida: me había creído todas aquellas pamplinas sobre la vida, la libertad, la democracia y los derechos del individuo de los que me había empapado en la facultad. Eran verdades eternas y siempre las defenderíamos. Me había aferrado a esa certeza como a un amuleto mágico
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