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Dava Sobel

Longitud

  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    HMG; «Greenwich mean Time», GMT). La hora de Greenwich llega incluso hasta el espacio exterior: los astrónomos utilizan la HMG para cronometrar predicciones y observaciones, solo que en los calendarios celestes se la llama hora universal
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    En la Conferencia Internacional sobre el Meridiano, celebrada en Washington en 1884, los representantes de veintiséis países votaron a favor de que la práctica más extendida se hiciera oficial. Declararon el meridiano de Greenwich el meridiano principal en el mundo, decisión que no sentó demasiado bien a los franceses, que siguieron reconociendo el meridiano del observatorio de París, a más de dos grados al este de Greenwich, como línea de partida durante veintisiete años más, hasta 1911. Incluso entonces no hablaban directamente de la hora media de Greenwich, sino de «la hora media de París, con un retraso de nueve minutos y veintiún segundos»
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    los marinos del mundo entero que utilizaban las tablas de Maskelyne empezaron a calcular la longitud a partir de Greenwich
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    Nevil Maskelyne fue quien llevó el meridiano principal a su actual situación, a unos once kilómetros del centro de Londres
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    No era extraño que un barco llevara dos o incluso tres cronómetros, de modo que unos se compensaran con los otros. En los grandes buques hidrográficos podían contarse hasta cuarenta cronómetros. Existen testimonios de que cuando el Beagle zarpó en 1831, con la intención de fijar las longitudes de tierras lejanas, iba cargado con veintidós cronómetros. La mitad había sido proporcionada por el Ministerio de Marina, mientras que otros seis pertenecían al capitán, Robert Fitzroy, y el resto eran préstamos. En esta travesía del Beagle viajó el joven naturalista Charles Darwin, que entonces empezó a conocer la flora y la fauna de las islas Galápagos.
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    Existen testimonios de que cuando el Beagle zarpó en 1831, con la intención de fijar las longitudes de tierras lejanas, iba cargado con veintidós cronómetros. La mitad había sido proporcionada por el Ministerio de Marina, mientras que otros seis pertenecían al capitán, Robert Fitzroy, y el resto eran préstamos. En esta travesía del Beagle viajó el joven naturalista Charles Darwin, que entonces empezó a conocer la flora y la fauna de las islas Galápagos
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    No era extraño que un barco llevara dos o incluso tres cronómetros, de modo que unos se compensaran con los otros. En los grandes buques hidrográficos podían contarse hasta cuarenta cronómetros
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    Pasó la suya a ser industria puntera en una nación de navegantes. De hecho, algunos relojeros actuales aseguran que la obra de Harrison facilitó el dominio inglés de los océanos y que, por consiguiente, desembocó en la creación del Imperio británico, pues gracias al cronómetro las islas británicas se adueñaron de los mares
  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    Su majestad el rey Jorge III se interesaba vivamente por la ciencia, y había seguido de cerca las pruebas del H-4. Incluso había concedido audiencia a John y William Harrison cuando el H-4 volvió de su primer viaje a Jamaica. Con anterioridad, el rey Jorge había inaugurado un observatorio privado en Richmond, justo a tiempo de contemplar la culminación de Venus, en 1769

    Briderton, George III was queen Charlottes husband

  • Lucia Belén Soriano Garcíacompartió una citael año pasado
    De modo que Cook se llevó el K-1en su viaje alrededor del mundo, así como tres imitaciones más baratas ofrecidas por un fabricante de cronómetros advenedizo llamado John Arnold
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