Deriva del verbo chistar y es una onomatopeya (chis, chis, chis…) que quiere decir: hablar en voz baja. Se trata de una frase, historieta improvisada, relatada o dibujada, que contiene algún doble sentido, alusión burlesca o disparatada que provoca risa. El primero que escribió una obra sobre chistes fue Quevedo en el siglo XVII: La visita de los chistes.