¿Se tenía que hacer pasar por su amante?
Cuando el hombre de sus sueños le propuso ser su amante, Jayne Montrose no pudo negarse. El millonario Adam Powel era su jefe y se trataba de una situación temporal, pero Jayne no estaba segura de que su corazón fuera a soportarlo. Con cada uno de sus besos, Jayne se enamoraba más y más. ¿Podría seducirlo hasta hacerle concebir el matrimonio como una posibilidad?
El que le pidiera a Jayne que se hiciera pasar por su amante había sido sólo una cuestión de trabajo. Pero lo que ahora tenía Adam en mente no podía estar más alejado de los negocios. De pronto su eficiente ayudante se había convertido en una sensual sirena y él se estaba dando cuenta de que fingir que eran amantes ya no era suficiente; quería que lo fueran de verdad. Y eso era muy peligroso…