Diario De La Guerra Del Cerdo

toda persona, en la intimidad es repulsivamente débil, pero también, por los compromisos de vivir y morir, valiente.

Pensó: «Uno está seguro en la vida, y aun en medio de la guerra supone que lo malo ha de ocurrir a los otros; pero basta que un amigo muera (o que nos anuncien que tal vez muera) para que todo se vuelva irreal».

Vidal pensó que sin duda llega un momento en la vida en que, haga uno lo que haga, solamente aburre. Queda entonces una manera de recuperar el prestigio: morir.

Una vieja amistad es como una casa grande y cómoda, en que uno vive a gusto.

Vidal pensó que mantener la honestidad en la pobreza era más difícil de lo que la gente creía,

veces Vidal se preguntaba qué aprendemos a lo largo de los años, ¿a resignarnos a nuestras deficiencias?

veces Vidal se preguntaba qué aprendemos a lo largo de los años, ¿a resignarnos a nuestras deficiencias?

Recordó la frase de la muchacha de anteojos: «Yo soy contraria a toda violencia». ¡Cuántas veces había oído esa frase como si no significara nada!