Amir era el orgulloso primogénito del jeque y, por tanto, heredero al trono de Kuimar. Estaba acostumbrado a conseguir todo lo que deseaba… Y lo que más deseaba era a Lydia. En tres días… y tres noches, hicieron realidad todas y cada una de sus fantasías; su pasión parecía no tener límites. Lydia sabía que enamorándose había roto las reglas del juego. Pero ya era demasiado tarde…