Pareciera un dadaísmo anárquico al principio, imágenes risibles y juguetonas, pero a golpe de simbolismos y conjeturas va escarbando en el cuadrado, en la habitación, en la máquina, en la lógica. Fresco y crudo, vago y denso.
Me ha hecho preguntarme si la tristeza que siento de la vida ya la tenía antes de leerlo.