Micaela Domínguez Prost

La mano de Diego

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  • Mariana Nomáscompartió una citael año pasado
    aldea entera explota, viejos, chicos, los del medio, todos hablan a la vez y todos levantan la mano izquierda y hacen un gestito de empujar algo, como una pelota. La mano de Dios.

    Lo siguiente es que parece que hacen turno para felicitarte, que aparecen calabazas llenas de esa cerveza casera que parece chicha, que hay fiesta. No sólo saben de dónde viene uno, parecen saber que
  • Mariana Nomáscompartió una citael año pasado
    Mi pasión futbolera era una frágil plantita que acababa de nacer y ya la estaban pisoteando. No sé si fue porque me dolió demasiado el golpe o porque entendí que lo que realmente me atraía no era mirar partidos sino compartir una experiencia con mis seres queridos, pero nunca más me vi envuelta en la locura mundialista.
  • Mariana Nomáscompartió una citael año pasado
    Pero recordemos ahora el mayor de sus excesos: creer que un pibe de Villa Fiorito, un morocho petiso, con la escolaridad indispensable, puede tomar una pelota detrás de su mediocampo, girar, levantar brevemente la vista, mirar los 60 metros que lo separan del arco contrario, y pensar y saber que lo va a lograr, rompiendo todas las reglas del lenguaje futbolístico. Sólo creerlo era un exceso, y él lo creía, y luego lo hacía, porque por eso fue nuestro mayor artista popular.
  • Mariana Nomáscompartió una citael año pasado
    como buenos cobardes, quisiéramos que Diego hubiera sido lo que nosotros mismos no nos animamos a ser: coherentes, precisos, insobornables, una pura línea recta de convicciones y compromisos con la verdad y con la justicia.
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