Pensemos también que es la entonación y el timbre de la voz materna lo que reconoce el bebé en su gestación y primeros meses. Consideremos la expresividad de un quejido o el grito de júbilo, y veremos cómo la entonación aumenta el poder expresivo y comunicativo de las palabras. Es posible que ese reconocimiento hiciera que el hombre separara el factor monótono del habla de la entonación que gradualmente se convertiría en música