El cambio psíquico es un constante devenir en dos sentidos, en lo que se deja de ser y en lo que se llega a ser, al tratar de calificarlo o de aprehenderlo; con algunos indicadores se paraliza, por lo que la acción de calificarlo o medirlo constituye un hecho subjetivo y es apenas un pequeño accidente en ese devenir, que constituye un sentido en una dirección y un sin sentido en la otra, un caos o un cosmos.