Las acciones de las personas que inciden en los acontecimientos importantes de un país responden generalmente a determinadas ideas, que directa o indirectamente pertenecen a la filosofía predominante en su época. Éstas son trasmitidas por la educación -en sentido amplio— tanto formal como informal. El análisis de estas ideas y acontecimientos en los que intervienen en forma conjunta la filosofía, la política y la educación es lo que da contenido a este libro. Su perspectiva es histórica, pero para que la historia sea “maestra de la vida”, como proponía Cicerón, el estudio de los hechos pasados debe ser fecundo para comprender el presente.
En la década de 1920 la Argentina era en muchos aspectos uno de los países más importantes del mundo, con una prosperidad que parecía no tener límites. Realmente da pena ver la mediocridad y la poca significancia de nuestro país actual. ¿Qué pasó? ¿Qué sucedió antes y después de aquellos años que llevó a la degradación a un país que tenía riquezas naturales envidiables y una población medianamente culta, con un desarrollo científico en ciernes? Las causas son muchas, pero se destacan dos entre las más importantes: una clase alta irresponsable, que fruto de su instrucción antepuso su bienestar personal al bien común, y el enfrentamiento de parcialidades irreconciliables durante doscientos años.
Parafraseando a Lincoln la Argentina es una casa dividida, una “sociedad de opositores” según la expresión de Ernesto Sábato. Este trabajo intenta mostrar la evolución de las ideas y de las instituciones, desde la época hispánica en adelante, que intervinieron en la educación de las personas y en la formación de una comunidad política nacional. Lamentablemente en general quienes condujeron estos procesos fracasaron porque no hubo un diálogo intelectual verdadero y porque sus posturas políticas no siempre tuvieron por objeto el bienestar general y la unidad nacional.