Antoine Berman consigue recuperar en este libro el misticismo y la fuerza simbólica de uno de los textos fundamentales sobre traducción del siglo XX: “La tarea del traductor” de Walter Benjamin. Bajo su óptica, el comentario lejos está de ser una explicación servil y parafraseadora del texto y se vuelve una reivindicación del acto de traducir como espacio de análisis, interpretación y reflexión propia. ¿Por qué otorgar tanta importancia a lo que se quiere decir? ¿Por qué fagocitar los textos en lengua extranjera en pos de una supuesta claridad? ¿No sería más sensato dejar oír su música, su ritmo, incluso sus rispideces?