Las curas milagrosas del Doctor Aira

En términos prácticos y cotidianos, el tiempo está produciendo una constante mutación del mundo.

Ahora bien, que no hubiera milagros ya hechos no quería decir que no pudieran suceder; la superstición, la ignorancia, la credulidad, estaban en pensar que podían darse milagros así nomás, en la naturaleza. En cambio, producirlos, fabricarlos, como artefactos, o mejor, como obras de arte, sí era posible.

el diccionario es un catálogo sistemático de ejemplos.

Lo que él imaginó fue la existencia de un par único de verdaderos “guantes mágicos”, que serían de un grueso cuero rojo, con forro de piel de conejo de angora, por lo tanto muy voluminosos, y que tendrían como propiedad darle a las manos que se metieran en ellos (pero sólo mientras tuvieran los guantes puestos) el virtuosismo sublime de un Arrau o de una Argerich para tocar el piano… pero no servirían de nada porque obviamente no se puede tocar el piano con guantes, y menos con esos incómodos guantes de abrigo polar. De modo que la gracia milagrosa quedaba al margen de la comprobación, y la teoría a partir de la cual actuaba no era afectada. Sólo a fuerza de milagros inútiles se podía evitar que la teoría degenerara en dogma.