—Ya lo recuerdo —afirmó él con los ojos todavía cerrados, como si estuviese absorbiendo la sensación de acariciar sus labios—. Recuerdo lo que es besarte, lo que es tocarte… Lo mucho que me gusta hacerlo.
Belle ahogó un grito cuando él volvió a besarla, esta vez con mucha más pasión; bebiendo de ella, recuperando el tiempo perdido. Ella se aferró a él con fuerza, incapaz de dejarlo ir, de separarse de él ni un centímetro. La respiración de ambos se aceleró y la joven sintió como si flotara, todavía sin creer que volvía a estar entre sus brazos.
—No puedo creerlo —dijo en un susurro estrangulado.
—Me diste jaque mate hace mucho tiempo —respondió él—. Perdóname por no haberlo visto antes.