Vida de consumo

Pueden jactarse, y con razón, de haber satisfecho una necesidad real, urgente y muy extendida.

todos ellos son habitantes del mismo espacio social conocido con el nombre de mercado.

El examen que deben aprobar para acceder a los tan codiciados premios sociales les exige reciclarse bajo la forma de bienes de cambio, vale decir, como productos capaces de captar la atención, atraer clientes y generar demanda

estas tres categorías de personas, en apariencia tan distintas, son instadas, empujadas u obligadas a promocionar un producto deseable y atractivo, y por lo tanto hacen todo lo que pueden, empleando todas las armas que encuentran a su alcance, para acrecentar el valor de mercado de lo que tienen para vender. Y el producto que están dispuestos a promocionar y poner en venta en el mercado no es otra cosa que ellos mismos.

la selección humana la regla del mercado que llama a elegir el mejor producto que se ofrece.

¿A quiénes espera atraer el nuevo sistema? A aquellos con más dinero para invertir y más capacidad para ganarlo

había anunciado un nuevo sistema de inmigración “basado en puntaje”, destinado a “atraer a los más brillantes y mejores”

Como resultado de esta selección negativa, sólo los jugadores con recursos y ambición son bien recibidos en el juego del consumismo.

Necesitan un modo de ingresar al banco de datos el tipo de información que sirva, ante todo, para eliminar a los “consumidores fallados”, esa mala hierba del jardín consumista, gente con poco efectivo, poco crédito o poco entusiasmo por comprar, y de todas formas inmune a los encantos del marketing.

el reciclado como resultado final de un trabajo de limpieza bien hecho