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Johann Wolfgang von Goethe

Las penas del joven Werther

  • Noé Muñozcompartió una citahace 2 años
    ¡Ay! ¡Qué sensación recorre mis venas cuando, sin querer, mi dedo roza el suyo, cuando nuestros pies se encuentran debajo de la mesa! Retrocedo como si fuera fuego, una fuerza secreta me empuja de nuevo hacia delante… y pierdo el sentido. ¡Oh! Y su inocencia, su alma cándida no sabe cuánto me atormentan estas pequeñas confianzas. Cuando, en medio de una conversación, posa su mano sobre la mía e, interesada, se acerca tanto a mí que el celestial aliento de su boca es capaz de alcanzar mis labios… entonces creo perecer, como fulminado por un rayo.
  • Carlos Martínez Galindocompartió una citahace 4 años
    Eso me reforzó en mi propósito de, en el futuro, atenerme sólo a la naturaleza. Ella es por sí sola infinitamente rica y por sí sola forma al gran artista.
  • Martha Lunacompartió una citael mes pasado
    ¡Ay, este vacío! ¡Este terrible vacío que siento en mi pecho…! A menudo pienso: «Si pudieras estrecharla sólo una vez, tan sólo una vez contra este corazón, todo ese vacío se llenaría».
  • Martha Lunacompartió una citael mes pasado
    Podría llevar la mejor y más dichosa de las existencias si no fuera un necio
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    Un vecino vio el fogonazo de la pólvora y oyó el disparo, pero, como todo seguía en silencio
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    Werther murió a las doce del mediodía.
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    Se había disparado en la cabeza, por encima del ojo derecho, el cerebro se le había salido. Para descongestionarlo le hicieron una sangría en el brazo. La sangre corrió, seguía respirando. De la sangre en el respaldo del sillón pudo deducirse que había consumado su acción sentado delante del escritorio, luego se había desplomado, agitándose convulsionado cerca de la silla. Yacía exánime, postrado de espaldas frente a la ventana, completamente vestido, con las botas puestas,
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    El pulmón aún daba terribles estertores, a veces más débiles, otras más fuertes. Esperaban su final.
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    Todo está tan silencioso a mi alrededor, y tan serena mi alma.
  • Paula Guilléncompartió una citahace 8 meses
    Ay, yo no pensaba que el camino habría de conducirme hasta aquí…! ¡Tranquilo! ¡Tranquilo, te lo ruego…! Están cargadas… ¡Están dando las doce! ¡Sea, pues…! ¡Lotte, adiós! ¡Adiós…!
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