El único hombre al que Kate había amado estaba allí, a su lado. Su corazón se sobresaltó, igual que siempre, pero lamentó terriblemente aquel encuentro y el hecho de pensar que Patric conocería a su hijo de seis años. Kate había soñado que serían una familia, pero sabía muy bien que la atroz verdad que ocultaba, la verdad que nunca podría contarle a Patric, siempre los mantendría separados. Sin embargo ahí estaba él, después de siete años y, a pesar de todo lo ocurrido, no podía evitar que en su interior resurgiera la esperanza…