Los Ensayos completos de Manuel Rojas reúnen, por primera vez y en cuatro volúmenes, todos los escritos breves del afamado escritor. Se desvelan aquí cerca de mil doscientos ensayos de su archivo personal, en su mayoría inéditos o publicados en diarios y revistas de la época.
Este libro viene a complementar y enriquecer el conocimiento de su extensa y profunda obra literaria, vigente en Chile y elogiada en toda Sudamérica. En él se descubre un Rojas multifacético: polemista, crítico, ensayista, columnista, cronista e incluso reportero. En suma, un acabado periodista e intelectual, que pone su honesta y libre mirada en todos los temas que lo conmueven: sus pasiones políticas y literarias, su amor por el pueblo de Chile y su cultura, los pájaros, la naturaleza y las ciencias.
Reunidos y editados por el nieto de Manuel Rojas, sus ensayos abarcan casi la totalidad del siglo xx: desde sus primeras proclamas aparecidas en el periódico anarquista La Batalla, en 1912, hasta su última columna, escrita durante el gobierno de Salvador Allende para el diario Clarín, en octubre de 1972, solo algunos meses antes de su muerte y del golpe militar de 1973.
Su escritura se mueve por un universo de temas y situaciones, recuerdos –propios y ajenos–, algunas claves de su propia obra y siempre sus lecturas. Narra su formación como escritor, sus primeros cómplices en el oficio, la formación del efímero «Círculo de los Siete» y su humilde –y manuscrito— único número de la Revista Bohemia. […] Registra también sus andanzas extranjeras, su experiencia como profesor en universidades norteamericanas en las que, al cabo de un par de vistas y destinos, demuele prejuicios y absorbe la experiencia.
Rojas toma la palabra, replica pullas y querellas literarias, propone salidas y llegadas éticas y estéticas; y hasta recibe una petición de bautizar con su nombre la biblioteca de la cárcel pública de San Fernando. Desmenuza obras y autores –los clásicos, los contemporáneos, los compatriotas–, a la vez que se pregunta por el futuro de la literatura nacional, por su proyección y trascendencia, y advierte: «Nos falta personalidad en la literatura, personalidad de pensamiento, personalidad de espíritu y casi personalidad de expresión».
Del prólogo de Felipe Reyes F., «El oficio de la palabra».