De ahí que los partidos neofascistas instrumentalicen electoralmente el asunto de la inmigración como una posible fuente problemática para la economía del país. Antes y ahora, la dialéctica del fascismo necesita apelar al temor de lo que puede ocurrir en un futuro si una determinada situación se generaliza con objeto de movilizar a la masa social. De este modo, situaciones de crisis económica, inestabilidad laboral e inseguridad ciudadana se convierten en elementos capaces de precipitar un posible ascenso electoral de las opciones de ultraderecha.