La humanidad por fin se ha puesto de acuerdo en algo: hemos decidido dormir y soñar hasta desaparecer. Noche tras noche, por todo el mundo se repite el mismo fenómeno: la gente empieza a acostarse cada vez más temprano y a dormir más y más horas, incapaces de abandonar unos sueños que les hacen sentirse mucho más vivos que sus grises existencias. Hasta que se convierte en algo adictivo. Las pastillas para dormir empiezan a agotarse. Hombres y mujeres se quedan en sus casas enganchados a cualquier droga que les permita dormir un poco más. No comen ni beben y, poco a poco, las calles se vacían. Mientras tanto, los pacientes de una residencia psiquiátrica a las afueras de París, sin médicos ni enfermeros que cuiden de ellos, se verán obligados a abandonar la seguridad de su encierro para buscar las respuestas que den sentido a un mundo que se apaga. Acosados por una presencia que se arrastra por las sombras y perseguidos por las visiones de soldados nazis que, inexplicablemente, hacen acto de presencia en las calles del París del siglo XXI, descubrirán que la semilla del fin de la humanidad se encuentra oculta en el gueto de Varsovia, en el fragor de la segunda guerra mundial.