Ellos están aquí

Así como los ángeles son parte vital del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, la antigua filosofía griega y el Zoroastrismo afirmaban que a cada persona le fueron asignados espíritus guardianes para que la acompañen y apoyen durante toda su existencia. Los antiguos mesopotámicos reconocían a los seres espirituales guardianes Shedu y Lamasu, quienes estaban allí para protegerlos de cualquier mal. En Mateo 18:10, Jesús dice que los niños tienen ángeles guardianes para protegerlos. En las escrituras de la Iglesia Ortodoxa etíope, Tewahedo, se lee en 1 Enoc 100:5 que Dios va a «poner una guardia de ángeles santos sobre todos los justos». El Corán reza en Al Rad 13:11 que por cada persona «hay ángeles delante y detrás de él, que le custodian por orden de Alá». El Catecismo de la Iglesia católica asegura que «desde la infancia hasta la muerte, la vida humana está rodeada de la custodia de los ángeles y de su intercesión». Los budistas creen que los seres angelicales llamados bodhisattvas, que velan por la gente, escuchan a quienes oran y forman parte de sus buenos pensamientos. El Islam y el Sijismo indio aseguran que cada persona tiene dos ángeles de la guarda en su vida terrenal, encargados de registrar las buenas y malas acciones de cada quien.

El trabajo de los ángeles suele ser invisible para los ojos humanos. Como afirma San Agustín: «Los milagros ocurren por fuera del orden de la naturaleza».

No poder observar a simple vista todas las estrellas que hay en el universo, no significa que no estén ahí. Nuestros maravillosos sentidos no tienen la capacidad de ver o sentir ciertas cosas que nos rodean.