Hoy en día no es fácil entrar en sintonía con Dios. Al hombre moderno le cuesta tener un momento de conversión pausada y profunda con aquel que tanto nos ama, y es que vivimos en tiempos de barullo y superficialidad, tiempos donde domina lo secundario y no lo principal que es Dios vivo y verdadero como nos enseñó Jesús.