Todo sobre la casa

“Lavarse estaba a veces de moda y otras no, hasta que el baño recibió la bendición de la ciencia”.

Con la tele, la casa tenía un nuevo corazón. Y los muebles, y su distribución, se ordenaron para abrazarla y contemplarla.

En un nacimiento, el coste de la cama era más importante que el peso del bebé, y, tras un matrimonio, la novia permanecía junto al lecho el día después de la boda para recibir visitas y felicitaciones. Las colgaduras negras anunciaban el luto que, a su vez, se expresaba con estancias prolongadas en la cama. En Inglaterra, una reina viuda, por ejemplo, debía permanecer seis semanas postrada en el lecho y, a partir de ahí, la escala decrecía.

La expresión “hacer la cama” deriva literalmente de preparar un saco de heno u hojarasca para pasar la noche alejado de humedades y sobre una superficie mullida.

a falta de muebles más cómodos, servía para recibir visitas y para tratar asuntos de Estado. Eso hizo que existieran camas de día (ornadas y ostentosas) y camas de noche (más discretas y confortables).

los límites polares del asentamiento humano coincidan con las lindes del arbolado, es decir, del combustible.

Podemos tumbarnos al sol, desnudos, durante una hora y, en el peor de los casos, sufriremos una leve insolación. Esa hora en la nieve nos mataría. La necesidad de calor es una cuestión de supervivencia para el hombre y por eso la idea de proteger ese calor para protegernos a nosotros mismos se encuentra en la génesis de la casa.

Los baños pioneros estaban decorados de acuerdo con el estilo que imperaba en la casa. Tenían alfombras, molduras y otros elementos contraindicados con el uso húmedo de esta estancia.

Así, el espacio más íntimo de una vivienda fue tradicionalmente un lugar inexis-tente o expuesto: los baños fueron antes públicos que privados.

Louis Kahn describió lo que era el arte dibujando una línea. A un lado quedaba la verdad: matemáticas, ingeniería, hechos y cosas de ese tipo. En el otro, las aspiraciones humanas, los sueños, los sentimientos. El punto en común era el arte, que carecía de sentido si no contenía una verdad.