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Ian McEwan

Jardín De Cemento

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En una casa de los suburbios de Londres, vive un familia como cualquiera otra, hasta el día en que fallece el padre y en que los hijos deben asumir la gestión de la casa y de sus propias vidas, ya que la madre padece una grave enfermedad que la obliga a permanecer encerrada en  su cuarto. Esta repentina e inesperada ausencia de la autoridad, del punto de referencia que siempre es un padre, lleva esta pequeña comunidad de adolescentes a crear una nueva organización, un nuevo sistema de vida, que, gracias a una gradual escalada de insólitas situaciones, los convierte en seres extraños, que actúan de un modo poco usual, ajenos a las normas que rigen una  sociedad patriarcal como la nuestra.
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146 páginas impresas
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Opiniones

  • Oscar Orozcocompartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🚀Adictivo

  • Haylin AScompartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco

  • Liliana M.compartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    💀Espeluznante
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco

Citas

  • Liliana M.compartió una citahace 6 años
    Era cierto, era una chica tímida —en clase corría el rumor de que nunca hablaba sin ruborizarse—, pero poseía una fortaleza y un despego serenos, y vivía en el mundo aparte de los que son, y en secreto se saben, excepcionalmente bellos
  • Paula Guilléncompartió una citael año pasado
    no imaginaba nada que ella pudiera decir. Las cosas más sencillas como Alcánzame ese libro o Buenas noches no se parecían a las cosas que ella decía. ¿Tenía la voz grave o aguda? ¿Había contado un chiste alguna vez? Había muerto hacía menos de un mes y estaba en el baúl que tenía a mis espaldas.
  • Paula Guilléncompartió una citael año pasado
    Trabajamos como locos. Pronto no quedaron a la vista más que unos cuantos pedazos de la sábana, que no tardaron en desaparecer. Sin embargo, seguimos. Solo se oía el rascar de la pala y nuestra respiración agitada. Cuando terminamos, cuando del montón de la argamasa no quedó más que una húmeda mancha en el suelo, el cemento desbordaba casi el baúl. Antes de volver arriba, nos quedamos mirando lo que habíamos hecho, con la respiración contenida.

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