Hegel dice que la Historia no es el espacio de la felicidad humana. La Literatura tampoco. Pero las vanguardias de principios de siglo -Apollinaire, Ramón- sí quisieron escribir desde el optimismo. Gómez de la Serna es el mayor optimista de la vida y la literatura española, casi el único, y Francisco Umbral estudia, a través de su personalidad y su obra, su esfuerzo por construir una gran literatura desde el bien, desde la nerudiana residencia en la tierra, siguiendo la curva del desencanto que le llevó hasta el laconismo y la muerte. Un libro y un Ramón, pues, instalados, no en el pasado ni el tópico, sino en la actualidad y la descreencia.
