Cuando los hechos hablan, hasta los dioses callan
Aunque los dioses callen, yo te creeré pese a todo. Como la colza que cubre los campos del centro de Europa. La cual no se ve ni se sabe de ella, exceptuando a los agricultores. Sin embargo, desde un avión, por ejemplo, con sólo echar un ojo la abarcas toda. Aunque callen los dioses, pese a todo yo te creeré como aceite, extraído de esa misma colza: ni de girasol ni de oliva, tampoco vegetal ni de palma. A pesar de que no lo haya saboreado, tendré cierto parecido a ella, a su color amarillo: ni oro ni enfermedad. Tan bajo, pero desde lo alto tan intenso