Me propongo ofrecer un conjunto de diez grandes capítulos, divididos a su vez en cuarenta y dos puntos, sobre cómo sostiene económicamente el católico las obras de su Iglesia, por qué, para qué, cuándo y dónde lo hace.
Este material está destinado a informar y formar. Por eso, puede ser leído de manera personal, pero también estudiando y comentando su contenido en grupos, en homilías y en conferencias.
Está dirigido ante todo a los católicos, pero abierto, como en todas nuestras cosas, a que pueda llegar también a los que no son tan cercanos a la Iglesia.