Dice un proverbio chino que el destino es como un temporal de vientos que, provenientes de todos los rincones, azotan nuestras vidas y nos empujan por las sendas del tiempo; quienes posean fuerza de voluntad, lucharán contra la tormenta y podrán escoger su propio camino, mientras que los débiles acabarán allá adonde los lleve la tempestad.