El aburrimiento nos permite experimentar un aspecto tremendo del paso del tiempo, si bien de manera paradójica, a saber: en el aburrimiento el tiempo no quiere pasar, se detiene, se demora de modo insoportable. Arthur Schopenhauer dice que experimentamos el tiempo en la duración que se hace larga,* no en la duración entretenida, que se hace corta. Por tanto, si queremos entender qué es el tiempo, lo mejor no es dirigirse primero a la física, sino a la experiencia del aburrimiento