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Leonid Andréiev

Relatos del alma rusa

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  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    ¿Pretendes, pintando dolores imaginarios, despertar la bondad en los corazones sordos a los dolores reales?
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    Mi idea al describir esas miserias, esas crueles agonías de hambre y frío no es otra cosa que la de despertar en mis semejantes sentimientos humanitarios y compasivos.
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    y si de algo soy culpable no es más que de eso: de seguir la costumbre
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    Y de este modo se helaron dos pobres miserables, la víspera de Navidad, perdidos en la infinita e inhóspita llanura blanca…
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    Ella contestaba que las casas estaban próximas. Era consciente de que se había extraviado, pero quería ocultarlo.
    Alguna vez oía el ladrido de los perros y entonces iba en su busca, encaminándose en esa dirección; pero enseguida sonaban en el extremo opuesto.

    Gran similitud de "No oyes ladrar a los perros" de Juan Rulfo.

  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    olvidados de la vida, al margen de la vida
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    Finalmente, invadido por una profunda, inexplicable y honda tristeza, me desnudé, me tumbé en el lecho y apagué la luz.

    ¿Cómo dormir si el alma desea hablar?

  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    Los copos de nieve caían dulcemente, irisándose de multicolores destellos al atravesar la franja luminosa.
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    El invierno arrojaba la nieve contra los muros y ese manto blanco discurría —lento y espeso—, cayendo interminablemente tras los cristales…
  • Jeroamécompartió una citahace 3 años
    resultaban doce mil rublos. Al multiplicar, justo en el momento en que llevaba cuatro, miré por la ventana. Por el pequeño patio de cemento, envuelto en un abrigo de esclavina que el aire hinchaba levemente, con sus rizos pelirrojos que le salían por debajo del sombrero de fieltro, apoyándose en su bastón, avanzaba el señor Zagurski, mi profesor de música.
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