Como bien dice el doctor José Luis Ruiz-Cerdá, “este libro ha sido escrito por dos urólogos muy cualificados pero esencialmente humanos”. Porque, no cabe duda de que, ser buen urólogo implica disponer de un gran componente de humanidad. Cuando un médico está frente a un paciente con patología prostática, debe disponer de todos los conocimientos teóricos y técnicos para llevar a cabo un diagnóstico y tratamiento adecuados pero sobre todo, no debe olvidar nunca que nada de lo humano le debe ser ajeno.