—¿Y el velador? ¿Nadie escuchó nada? — preguntaron los reporteros.
—El velador es un viejito de ochenta años que está un poco sordo. Y si oyó, nadie sale aquí en las noches, el panteón se ha convertido en refugio de mariguanos. Capaz lo matan a uno y aquí mismo lo entierran —contestó el experimentado sepulturero.