Perdón

Como, por ejemplo, en la comedia y la tragedia, ¿no es acaso lo mejor y lo peor cuando aquello que no puede resolverse, de todos modos, se resuelve en algo absolutamente general y absolutamente impensable?

Quizá tú quisieras hacerte insuperable, puede ser, pero a mí me interesaban otras cosas, cosas más pequeñas

se te olvida notarlo, se te olvida que también el silencio procede de un ser vivo.

ambos aferrados a una tozuda normalidad que debíamos de saber que estábamos perdiendo. Cada uno en su burbuja.

No éramos como ellos, aún no, todavía nos permitíamos una fe en nosotros mismos, una felicidad desvergonzada y maravillosa.

Ahora teníamos una dimensión suplementaria, ya no teníamos sólo un acuerdo de futuro, una idea, una huida o un lugar donde estar. Y habría sido humillante llamarlo enamoramiento. Era mucho más que eso. Éramos una solución, un código de impulsos completamente predecibles. Es verdad, fuiste mi mejor época.

Gracias por todo, dije. Tenía la boca colmada de negras mentiras y polvo de ceniza en los ojos, tenía la esperanza de no regresar nunca.

Como si fuera un héroe. Un héroe sin voz, sin entrada y sin comidas en familia en la agenda.

Ese automatismo era lo único que los impulsaba, el propio hábito de vivir que tiene todo lo que está vivo.

Éramos dos jóvenes demasiado felices, todavía no alcanzados por la normalidad inherente a todo.