Libros
Margo Rejmer

Bucarest

Premio Newsweek al Mejor Libro de No Ficción
Premio TVP Kultura
Premio Gryfi a Literary de escritoras
Nominado a los Premios Polityka’s Passports y Nike Literary

Entre polvo y sangre. Así acabó el Padre de la Nación, el Genio de los Cárpatos, el Hijo más Destacado de la Tierra Rumana: Nicolae Ceausescu, fusilado por su pueblo en la Navidad de 1989. Bucarest es un viaje a la capital que sufrió el hambre, el frío y los horrores de aquel comunismo personalista. Un sistema dominado por el delirio megalómano, la paranoia del espionaje y el miedo a un dictador que anheló tener sus propias hormigas, sus propios hormigueros y supropio prado hormigonado donde las hormigas bailaran en su honor.

Con las armas del mejor periodismo y una escritura desbordante que combina el lirismo con la fuerza de los testimonios, la reportera polaca Margo Rejmer traza el retrato caleidoscópico de una ciudadde neones y cemento gris que conserva la huella del totalitarismo. Un lugar donde los ideales han sido reemplazados por la vida prosaica del capitalismo en crudo. Una urbe donde las esperanzas que sembró la revolución se han tornado desencanto y resignación. Como dicen los rumanos, «asta e»: es lo que hay.
Rejmer pasea fascinada entre hordas de perros callejeros –rastro espectral del periodo socialista— y rememora el mosaico de la Bucarest de entreguerras: judía, griega, rural, burguesa, gitana, seudoparisina y caóticamente balcánica. La autora se sumerge en las
historias anónimas de la Rumanía poscomunista y, en la tradición de la Nobel Svetlana Alexiévich, escucha de cerca a sus gentes. Como las mujeres que sufrieron la atrocidad de los abortos ilegales en masa: un trauma colectivo manchado con sangre y cubierto por el polvo de una Historia que se quiere olvidar.
245 páginas impresas
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
Editorial
La Caja Books
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Citas

  • Javier Roblescompartió una citahace 10 días
    Bucarest es imprevisible y bella. Que todavía se podía rastrear en ella el espíritu turco. Que en tiempos se la llamaba la Ciudad Blanca, porque las casas resplandecían con el blanco de sus revoques. Que los bulevares Bălcescu y Magheru eran obra de los arquitectos judíos que después de la guerra construyeron Tel Aviv
  • Javier Roblescompartió una citahace 10 días
    Montañas de hortalizas en los puestos de Piaţa Obor y los quesos dulces que las abuelitas venden directamente desde sus bolsas
  • Javier Roblescompartió una citahace 10 días
    esta ciudad es como el gatito del cuento de Mrożek, un gatito con piel roñosa que refleja todos los pecados de su dueño. Bucarest asume los pecados de toda Rumanía para que el resto del país siga siendo hermoso

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