Patricia Highsmith definía sus obras como “novelas de suspense” en las que sus personajes siempre obedecían a oscuros impulsos que los identificaban como mentirosos carismáticos, criminales en potencia y, finalmente, asesinos. Pero, ¿qué pasaría si su propia vida fuese tratada de la misma forma? ¿Qué oscuras intenciones tenía la aspirante a novelista que empezó guionizando cómic mediocres para ganarse la vida y hacerse un hueco en el mundillo editorial?
De carácter arisco y con enemigos por doquier, “Pat” no encaja en el mundo, pero ella solo quiere triunfar en la literatura y, a poder ser, también en el amor. Con una vida social tremendamente acelerada, bebiendo y fumando por encima de sus posibilidades, Highsmith sabe que tiene historias que contar pero no encuentra su voz. Mientras encadena una relación tumultuosa tras otra -se acuesta con todas las mujeres que se le ponen a tiro, incluidas sus compañeras de terapia— “Pat” está esforzándose para escribir el que será su primer éxito editorial: Extraños en un tren, el primer paso en su meteórica carrera literaria.