Cómo me cagan esos que van al cine a burlarse y decir las pendejadas que piensan en voz alta. Total. Me salí de la sala porque, lo peor, adivinó todo. En cuanto salieron los créditos y vino el obligado «Te lo dije», seguido de una risa de sabelotodo, la dejé. Me estropeó la película, pues. Pero ella no fue mi primera víctima, no, a ella no la maté.