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Kapka Kassabova

Una calle sin nombre

  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    A cambio de dárnoslo todo nunca nos habían pedido nada. Lo único que querían era que nos acordásemos de ellos: una postal desde algún lugar exótico, una llamada de vez en cuando. Nunca se olvidaban de nuestros cumpleaños; sin falta, al cabo de un mes, recibíamos una tarjeta anticuada y formal escrita a mano por el tío siguiendo unas finas líneas trazadas a lápiz: «Con ocasión de tu cumpleaños…».
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    Naturalmente solo hay una respuesta para eso. Le doy un beso y ella se aferra a mí con todas sus fuerzas, como si se ahogara. Michael y yo nos montamos en un taxi y el tío nos despide en la calle vacía frente a la casa pintada de amarillo, deteniéndose un momento para secarse los ojos con un pañuelo arrugado mientras se va haciendo más pequeño hasta convertirse en un homúnculo en medio del polvo.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    Herrumbrosas señales de los tiempos comunistas nos dan la bienvenida desde las paredes de las casas, las colocaron allí hace treinta años con motivo de la visita de algún cargo del Partido:

    Asegurémonos, por medio de la ejemplaridad y la limpieza, de que nuestro pueblo tenga un aspecto realmente socialista.
    Guardar la higiene personal y pública es un signo de alta cultura. ¡Saludos del Comité Central del Partido Comunista!
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    ¿Qué somos sin una patria?
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    Pero en su frenético esfuerzo por crear una nueva conciencia nacional, los nuevos macedonios han construido una historia gloriosa que sustituya al estrambótico y trágico pasado.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    –Mais c’est magnifique –exclama la mujer francesa–, toute cette histoire.
    Oui, madame, me veo tentada de decirle, las grandes potencias se aseguraron de que aquí se produjesen avatares históricos de todo tipo. También se aseguraron de que las desquiciadas y maleables fronteras cortaran por la mitad familias, mentalidades y generaciones futuras. Noto que Rado está pensando algo parecido.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    En realidad estaba hablando búlgaro cambiando unas cuantas palabras, pero quizá ciertas formas de locura es mejor dejarlas correr. El nuevo revisionismo macedonio me recordaba a la ingeniería soviética de la historia. Por decreto de Stalin, todos los pueblos fruto de las migraciones y enriquecedoras mezclas de Europa central y oriental a partir del año mil eran en realidad «protoeslavos». El escritor escocés Neal Ascherson llama a este tipo de construcción revisionista «un rascacielos de imbecilidad chovinista». Y es un rascacielos, porque todas esas mentiras, junto con las fronteras, se encaraman unas encima de otras y pisotean a los que hay debajo hasta alcanzar las estrellas de la grandeza nacional imaginaria.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    –Yo creo que aún estoy luchando por la libertad. Eso me convierte, técnicamente, en esclava.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    Yo he cambiado de país tres veces, he «encontrado el amor», aunque lo perderé en algún momento que todavía desconozco, y me he convertido definitivamente en una persona no apta para ningún tipo de trabajo.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 4 años
    –¿Cómo pudimos entregar esta tierra a los griegos? –interrumpe dando un golpe en la mesa–. ¡Jamás! Yo daría hasta mi última gota de sangre por conservar lo que es mío. Ahora vienen aquí con sus euros como si fueran reyes y nos sueltan cuatro perras. ¡No pienso permitir que los míos acaben trabajando en Grecia como esclavos! ¡Por encima de mi cadáver! –El semblante se le oscurece, le sale espuma por las comisuras de los labios–. Les pagaré el doble si hace falta para que sigan trabajando aquí. Somos un pueblo de esclavos, llevamos quinientos años de esclavitud, como os lo digo. ¡Siempre nos hemos dejado aplastar como pulgas! –Con el dedo pulgar aplasta una pulga imaginaria sobre el mantel–. ¡No permitiré que vuelva a pasar! ¡Me niego a ser una pulga!
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