Redactado en 1932 por Jorge Mañach, Joaquín Martínez Sáenz, Francisco Ichaso y Juan Andrés Lliteras, algunos ven en este documento, clave en la historia de Cuba, la influencia del Manifiesto fascista de 1919, obra de Marinetti y Alceste de Ambris.
El ABC contó entre sus miembros con hombres de negocios, periodistas y políticos relevantes y fue, entre otras cosas, un movimiento violento y nacionalista. Sin embargo, Mañach negó una y otra vez tales acusaciones y centró su pensamiento político en la denuncia de los males republicanos y en una relación pragmática con los Estados Unidos y vigilante de la soberanía nacional.
Bastan unos pasajes del Manifiesto para entender el programa del ABC en el contexto de la República cubana:
Hay poblaciones cubanas, como Banes, en Oriente, enclavada dentro del feudo de la United Fruit Company, donde no se obedece más ley que la que impone el administrador norteamericano: donde las autoridades cubanas son vasallos suyos; donde todos los privilegios municipales les están reservados a los residentes yanquis; donde el cubano es tratado como un ciervo de la gleba, y hasta le está prohibido, a determinadas horas, el acceso al centro urbano.
Y no es casual que en Banes y sus inmediaciones creciera Fulgencio Batista, y amasara su fortuna Ángel Castro, el padre de Fidel Castro, entre algunas de las más prominente familias cubanas.
Tras una lectura de este documento se perciben los cimientos mal construidos de la República Cubana y la compleja relación de Cuba con los Estados Unidos de América. Asimismo aquí se esbozan políticas que serían adoptadas en la Constitución cubana de 1940.
El Manifiesto del ABC fue redactado por miembros de la derecha histórica cubana, sin embargo, cabe señalar su énfasis en la distribución igualitaria de la riqueza y en el soberanismo.