Libros
Felipe Munita Jordán

Yo, mediador(a)

  • Elizabeth Alvarez Josécompartió una citahace 3 meses
    Más que de lectura y lector, se habla ahora de prácticas de lectura y de comunidad de lectores, mientras que el análisis del lector inscrito en el libro se traslada a los procesos mentales de recepción e interpretación de los lectores reales en su contexto sociocultural.
  • Elizabeth Alvarez Josécompartió una citahace 3 meses
    década de los setenta
  • Alan Ronaldo Izquierdo Moralescompartió una citahace 7 meses
    hablar de fomento lector es, también, hablar de políticas públicas. Y una política pública, como bien ha recalcado el propio CERLALC (2003), ofrece sentido, coherencia y continuidad a los esfuerzos desarrollados en torno a la lectura. Sentido, pues se definen con claridad los objetivos que orientan las acciones; coherencia, pues se clarifican las relaciones que establecen entre sí las diversas líneas de acción implementadas; y continuidad, pues sabemos que la formación de lectores no pasa por acciones aisladas, sino por actuaciones socioeducativas sostenidas en el tiempo.
  • Alan Ronaldo Izquierdo Moralescompartió una citahace 7 meses
    A su vez, este movimiento en pro de la lectura pública encuentra un importante punto de apoyo en uno de los principales descubrimientos de la sociología de la educación de los años sesenta. Se trata de la flagrante constatación de las inequidades sociales que inciden en la apropiación del «capital cultural»4 por parte de los nuevos ciudadanos, inequidades reforzadas incluso en el seno del espacio más democrático que se haya concebido hasta entonces como es la escuela. La situación anterior, que desnudaba los límites de la pretendida democratización de la enseñanza, derivó en un fuerte desarrollo de programas culturales en medios desfavorecidos, tanto desde las políticas públicas como desde el ámbito privado.
  • Pato Pereyracompartió una citahace 2 años
    no basta con crear condiciones materiales de acceso al libro, sino que se debe trabajar también en las múltiples mediaciones que condicionan la práctica lectora. Mediaciones que, evidentemente, implican la puesta en contacto con personas facilitadoras en el proceso de aproximación a los textos. La toma de conciencia de esto favoreció, por ejemplo, los cambios que en las últimas décadas del siglo pasado redefinieron la función social de uno de los primeros y principales mediadores, el bibliotecario, cuya renovada orientación hacia el lector lo llevó desde el conservador erudito que era hasta el gestor y animador sociocultural en el que se ha convertido en la actualidad.
  • Pato Pereyracompartió una citahace 2 años
    lo que nos parece aún más importante, sabemos que el famoso «placer de leer» que se quería natural y espontáneo, nace raramente del contacto directo y único con el libro, pues existen una serie de mediaciones por las cuales ese placer se construye
  • Pato Pereyracompartió una citahace 2 años
    Todo esto implica, al menos, dos importantes movimientos internos para la (re)definición del campo de la promoción de la lectura. El primero es el progresivo alejamiento de la idea de «animación a la lectura» que acompañó sus primeras formulaciones en los últimos lustros del siglo XX. Entendida como un amplio y heterogéneo conjunto de estrategias y actividades para promover el acercamiento de niños y jóvenes al libro, esta
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