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Alfonso Ropero

Obras escogidas de Justino Mártir

Justino Mártir [100–162 aprox.] nació a comienzos del siglo ii en Flavia, Neápolis, una colonia romana fundada por Vespasiano en el año 72 d.C. en el lugar de la bíblica Siquem. Se consagró a la filosofía, que califica como “el mayor de los bienes”, y estudió el pensamiento de los estoicos, aristotélicos, pitagóricos y platónicos.

Convertido al cristianismo por el testimonio de un anciano, puso todos sus conocimientos filosóficos al servicio de la fe. Se instaló en Roma donde puso en marcha la primera escuela de filosofía cristiana que se conoce, dedicada a exponer la verdad evangélica según las Escrituras y conforme al testimonio de la razón; participando en numerosos debates públicos y formando gran cantidad de alumnos Denunciado por el filósofo cínico Crescente, a quien había derrotado repetidamente en debates públicos, fue conducido ante el prefecto de Roma Junio Rústico y, al declararse abiertamente cristiano, condenado a muerte y ejecutado junto con varios de sus discípulos. Las actas del martirio de Justino, que se conservan redactadas en griego, lengua en la que se celebró el juicio, constituyen uno de los más valiosos documentos de la Iglesia Primitiva.

Aunque se le atribuyen numerosos escritos, el presente volumen de la colección PATRÍSTICA incluye los dos considerados como indiscutiblemente genuinos: sus Apologías, dirigidas al emperador Antonino Pío, a sus hijos, y el Senado Romano, en las que condena la actitud oficial respecto a los cristianos, su absurdo procedimiento judicial y la falsedad de las acusaciones, a la vez que presenta de modo razonado una justificación de la religión cristiana, describiendo de forma detallada su doctrina y su culto. Y su Diálogo con Trifón, un debate con un erudito judío de ese nombre en el que perfila los puntos clave de las diferencias entre judaísmo y cristianismo. Los escritos de Justino constituyen una fuente documental preciosa para conocer la vida de la Iglesia cristiana en el siglo ii y la apologética propia de ese período.
427 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2018
Año de publicación
2018
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Citas

  • Daniel Guevaracompartió una citael año pasado
    Por mucho que el hombre perdió en el Edén, a raíz de su pecado, nunca perdió su libertad.
  • Daniel Guevaracompartió una citael año pasado
    Los cristianos, como ya hicimos notar en nuestra introducción al Tratado de los principios de Orígenes, fueron los más firmes e indubitables defensores de la libertad humana, pese a su creencia en el pecado que afecta por igual a toda la humanidad desde su nacimiento, consecuencia de la desobediencia de los primeros padres.
  • Daniel Guevaracompartió una citahace 2 años
    El cristianismo era entonces una fe en avance, joven, sin poder ni prestigio social, confiado sólo en sus fuerzas espirituales y en el carácter moral de sus hombres, abierto a todos para demostrar su legitimidad, mientras que el cristianismo actual es en muchas ocasiones no soñador, sino añorador de tiempos pasados de privilegio, de aceptación y dominio social, obsesionado no por las nuevas fronteras que se le abren, sino por conservar mezquinamente privilegios y reparar grietas que en lugar de cerrarse se ensanchan.
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