El regalo de la naturaleza para el que camina... es echar la mente a volar, exaltarla, hacerla hablar, volverla quizá un poco loca —pero desde luego muy creativa e hipersensible—, hasta que al final parece que sale de ti para entablar una conversación contigo mientras tú le respondes. [...] en el aquí y ahora, la mente se libera de sus arneses y piafa y galopa como un potro por los prados.