Frente a la actual falta de referencias, de valores y conductas que orienten la acción humana, se hace necesario descubrir al ser humano desde lo mas interno de éste. Desde su particularidad concreta. No negando su subjetividad sino, por el contrario, reconociendo en esa subjetividad la construcción de la historia, de la realidad y de la organización social.
Este escrito parte de la experiencia de sufrimiento y del sinsentido, discute la realidad de un mundo que ya no existe pero sigue vivo en nuestras creencias, busca un sentido y una ética de la acción. Lo hace en un lenguaje directo, estableciendo un diálogo imaginario con el lector, acercándose a él a través de experiencias cotidianas.
Desde la experiencia de “fracaso”, el autor intenta abrir la puerta a una nueva realidad interior y a una nueva interpretación del mundo social y humano.
