Cuando Ruth llegó a Londres mes y medio atrás para visitar a su mejor amiga, Aileen, nunca se imaginó que se vería envuelta en una guerra entre seres ancestrales creados por los dioses Vanir y Aesir. Después de un tiempo amoldándose a su nueva realidad, los traumas y las voces del pasado han regresado para atormentarla y, poco a poco, le están robando la razón. Pero tiene una oportunidad para encontrarse y saber quién es ella realmente, y no dudará en tomarla, aunque eso la ponga en manos de un berserker moreno y taciturno que no cree en nada de lo que ella representa. Hacía mes y medio que Adam no dormía. Sus sueños estaban plagados de sangre, muerte y oscuridad, y en el centro de aquellas pesadillas sólo había una culpable. Una mujer de pelo rojo y ojos dorados. Una humana que no es quien dice ser: Ruth. Por eso, cuando ella quebranta la orden de no regresar a sus tierras y vuelve a Wolverhampton, él no dudará en darle caza y detenerla, aunque eso implique volverse loco y mantener su instintos más salvajes a raya. Adam quiere desenmascararla, pero, en un juego de voluntades, desidia y deseos, ¿a quién se le caerá la máscara primero? ¿Al lobo o a la cazadora? Vienen tiempos de caza en el Midgard. El Ragnarök enseña los colmillos. ¿Verdadero o falso? En el amor y en la guerra, todo está permitido.