Él la había contratado… pero no podría controlarla.
Las mujeres solían echarse a los brazos de Justin McCarthy. Era como un imán para todas aquellas que se imaginaban gastando sus millones y acurrucándose junto a su maravilloso cuerpo. Por eso Rachel era la indicada para ser su secretaria: era inocente, poco atractiva y lo más alejado a una seductora que pudiera existir.
Hasta que un cambio de imagen sacó a la luz toda la belleza que escondía, y Justin empezó a quererla cada vez más cerca de él… viviendo una pasión salvaje a su lado. Pero cuando sucedió, Justin vio en los ojos de Rachel algo que no había previsto. El amor no era parte del trato.