Pablo de Santis

El Calígrafo De Voltaire

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  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    —También la ciudad fue usada como máquina de ejecución, por una cofradía de herejes vinculados al contrabando, que se llamaban a sí mismos los siracusanos. Cuando sospechaban que un miembro estaba por abandonar la secta, lo condenaban a muerte, pero consideraban siempre que era la ciudad la que tenía la última palabra. Uno de sus miembros cumplía el rol de verdugo. Esperaba en una habitación hasta la medianoche. Al condenado, que nada sabía de su ejecución, se lo obligaba a atravesar la ciudad y llegar hasta el cuarto elegido. Si el tramo se cumplía sin problemas, el condenado llegaba a la habitación creyendo que había alcanzado la meta y el perdón, y el verdugo lo ejecutaba con una espada normanda, apenas abría la puerta. Pero si la ciudad con su tráfico y sus inconvenientes detenía al condenado, lo desviaba, y lo retrasaba, entonces se salvaba.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    El mejor calígrafo no es el que nunca se equivoca, sino aquel que aun a las manchas arranca algún sentido y un resto de belleza.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Por más que miraba y pesaba en mis manos aquellas formas, no podía adivinar la gramática que dictaba las combinaciones. Pero así como a los arqueólogos a veces les basta una palabra conocida para descifrar la totalidad de una lengua perdida, yo encontré en el tercer cajón un elemento que me permitió saber de qué se trataba todo aquello. Sesenta y cinco compartimentos vacíos rodeaban a un ojo de cristal.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Dussel, un calígrafo de Leipzig, estaba más obsesionado que yo con Mathilde. Había huido de su ciudad, donde lo buscaban por la destrucción de una imprenta. Dussel había pertenecido a la secta de los Martillos de Dios, que atacaban las imprentas por creer que estas aplazarían por siempre el encuentro del hombre con el lenguaje natural, anterior a Babel. Veían en la letra impresa la verdadera torre de Babel y trazaban, a partir de cálculos incomprensibles para quienes no fueran ellos mismos, una serie de semejanzas entre los tipos de plomo y los elementos que la Biblia establecía como materiales de la torre.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Tenía veinte años, y cuando se es tan joven, se borran las ciudades que quedan atrás mientras se encienden las del porvenir. Ahora en cambio, sólo son nítidas las ciudades que dejé atrás, y borrosa y en sombras, a medida que la exploro, la ciudad donde vivo.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Me gané, en los días siguientes, la confianza de mis superiores por mi fanatismo por la caligrafía. Aprovechaba cualquier ocasión para declarar que la imprenta, siempre dispuesta a divulgar las peores ideas, y la Enciclopedia, su obra final, resumen impío del mundo, despojaban a las palabras de todo sentido trascendente
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    buscábamos seguir el camino de Silas Darel, explorábamos en donde podíamos, desde los viejos manuales escolares hasta anónimos tratados de criptografía. Era un oficio tan muerto que nos veíamos como arqueólogos de nosotros mismos.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    En los libros de Historia buscaba héroes a quien pudiera considerar calígrafos, pero sólo eran héroes quienes nunca escribían.

    Los más inquietos
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Pronto comenzaron los problemas con las autoridades, porque no me bastaba con escribir, quería inventar plumas y tintas, fundar de nuevo nuestro arte. La caligrafía agonizaba, condenada por la ausencia de maestros, sitiada por la imprenta, reducida a batallones y hombres aislados.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Los corazones sólo se gastan en vida; después, ya nada les hace daño
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