Este libro presenta la obra de una dramaturga de excepción.
Los diálogos reafirman la capacidad dramatúrgica para gestar atmósferas inquietantes y singulares, haciendo uso de mínimos recursos, con la naturalidad de lo muy trabajado. Esta compilación se titula Mundos celestiales, e imagino que Gilda Bona buscó contrastar nombre y contenido para decirnos que los mundos celestes no son tan paradisíacos, ni beatíficos, ni gloriosos ni etéreos. Que la bienaventuranza, de existir, tendría que encontrarte aquí, en este mundo. Entre el barro y la sangre. En pleno corazón de las tinieblas. Quizás para que eso suceda, basta iluminar con luz adecuada el verbo y su carnadura. Gilda Bona lo sabe y, lo que es mejor aun, lo lleva a cabo
Esta edición de sus obras dramáticas es la prueba palpable del espesor poético de sus creaciones.