De marras

Camilo asiste a una sesión espírita. Allí, un médium le participa que en Marte viven dos espíritus enamorados que se acuerdan de él. Sólo que sus sexos se han invertido. Camilo queda patidifuso.

Las rapsodias no pretenden en modo alguno narrar la historia de Spero tal como la cuenta Camilo en su Urania. Son sólo episodios sueltos, a veces esenciales, otras totalmente accesorios y hasta imaginados de cabo a rabo, a partir de cualquier detalle nimio, por el impostor GD.

Por supuesto, el lector, tan inocente como hipotético, que se interne por “Amor y Oxidente”, lo hace ignorando todo lo anterior. Se trata, precisamente, de ver qué cara pone.

La historia de Jorge Spero, su amada y su amigo Camilo Flammarion es la espina dorsal de “Amor y Oxidente”

Antes de seguir, debe recalcarse: don Camelo era un espiritista ferviente (ferozmente anticristiano, por tanto). Aportó a la doctrina espírita un concepto fecundo: que las almas pasan de un planeta al inmediatamente exterior. Así, los terrestres reencarnamos en Marte, lugar —no hay ni que decirlo— mejor, mucho mejor que este bajo mundo.

Andando el tiempo, Flammarion alcanzó fama, más que por sus hallazgos astronómicos, no demasiado gloriosos, por sus libros que lo hicieron acreedor al codiciable título de “astrónomo poeta