La discreta enamorada. Tirso de Molina
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Salen Belisa y Fenisa, tapadas.)
Belisa: Baja los ojos al suelo,
porque solo has de mirar
la tierra que has de pisar.
Fenisa: ¡Qué! ¿No he de mirar al cielo?
Belisa: No repliques bachillera.
Fenisa: Pues ¿no quieres que me asombre?
Crió Dios derecho al hombre
porque el cielo ver pudiera;
y de su poder sagrado
fue advertencia singular,
para que viese el lugar
para donde fue criado.
Los animales, que el cielo
para la tierra crió,
miren el suelo; mas yo ¿por qué he de mirar al suelo?
Belisa: Mirar al cielo podrás
con solo el entendimiento;
que un honesto pensamiento
mira la tierra no más.
La vergüenza en la doncella
es un tesoro divino.
Con ella a mil bienes vino,
y a dos mil males sin ella.
Cuando quieras contemplar
en el cielo, en tu aposento
con mucho recogimiento,
tendrás, Fenisa, lugar.
Desde allí contemplarás
de su grandeza el proceso.
Fenisa: No soy monja, ni profeso
las lecciones que me das,
y si para atormentarme
me trujiste al jubileo,
más cumplieras tu deseo
pudiendo en casa encerrarme,
dejárasme con diez llaves.